Cada 26 de junio nos sumamos al Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura el que fue establecido por la Naciones Unidas en 1997.
A lo largo de América Latina son miles los sobrevivientes de la tortura muchos de los cuales viven con dolor, con secuelas psicológicas y físicas hasta el día de hoy.
Muchos de sus torturadores fueron graduados de la Escuela de las Américas los que conformaron los aparatos represivos y los llamados escuadrones de la muerte.
Recordamos, por lo mismo, que en 1996 se conocieron públicamente los Manuales de Entrenamiento de la Escuela de las Américas los que aconsejaban “aplicar torturas, chantaje, extorsión y pago de recompensa por enemigos muertos”.
El entrenamiento en la Escuela de las Américas, sumado a la coordinación de los ejércitos en la Operación Cóndor, tuvieron como resultado que miles y miles de latinoamericanos fueran asesinados, desaparecidos o torturados por soldados que fueron entrenados y respaldados por los Estados Unidos.
Lamentablemente, el uso de la tortura ha seguido presente en las últimas décadas y hasta el día de hoy es utilizada en el mundo como medio de castigo contra seres humanos.
Recordemos algunos hechos. El año 2003 quedaron al descubierto los abusos y torturas que estaban sufriendo los prisioneros encarcelados en la prisión de Abu Ghraib en Irak por soldados de Estados Unidos.
Muchos años después, en diciembre del 2014, un informe del Comité de Inteligencia del Senado de EEUU, denunció que la CIA aplicaba técnicas de torturas contra los prisioneros recluidos en la base militar de Guantánamo como en otras instalaciones utilizadas en Europa y Asia.
El informe del Congreso señalaba que las personas detenidas recibían palizas, amenazas de violaciones a esposas, madres e hijas; colgamientos en barras por horas o días; prohibición de dormir; sometimiento a ahogamiento (el llamado “submarino”); a baños de hielo; a alimentación y hidratación vía rectal. En una palabra: tortura.
Recientemente, en mayo de este año, un Informe del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación denunció que miles de inmigrantes han sido castigados al aislamiento total y prolongado en los centros de detención manejados por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EEUU (ICE en inglés).
En un Artículo de Univisión titulado “Esto es tortura”: Así hablan los inmigrantes que han sido aislados por tiempo prolongado en celdas de castigo” Dulce Rivera detenida en El Paso, Texas, señaló que: “Esto aquí es horrible, estoy muy sola, mira, hace rato nadie me mira, nadie, te echan aquí en ‘El hoyo’ y ¿sabes qué es lo peor? Que no existes, nadie te ve ni te oye y así se te va un día y otro día. No le pueden hacer esto a la gente. Estoy desesperada. Esto es una tortura, una tortura mental”.
El informe en cuestión indica que entre los años 2012 y 2017 se registraron al menos 8.448 casos de encierros solitarios y que más de la mitad de esos casos eran inmigrantes de México y Centroamérica.
De acuerdo a “Las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos”, también conocidas como “Las Reglas Nelson Mandela”, se prohíbe el aislamiento indefinido y prolongado, el encierro en una celda oscura o permanentemente iluminada. El aislamiento prolongado es simplemente tortura.
A todo lo anterior, y como SOAW ha denunciado, se suman los crímenes de la Patrulla Fronteriza, la separación de niñas y niños de sus familias, la detención de niñas y niños en bases militares, la falta de asistencia médica, las amenazas, el tratamiento inhumano y la criminalización a las personas migrantes.
SOAW expresa su repudio al uso de la tortura y expresa su apoyo y solidaridad con las personas que han sido torturadas. Al mismo tiempo, nos solidarizamos con los inmigrantes que huyen de sus países para salvar sus vidas de la pobreza o de la violencia promovidas por las políticas impulsadas por los Estados Unidos.
Este año 2019 volveremos nuevamente a Fort Benning para recordar que el entrenamiento militar de soldados y policías de América Latina en SOA/WHINSEC sigue representando un peligro para la vida y el respeto a los Derechos Humanos.
En solidaridad,
SOA Watch