Por Pablo Ruiz, SOAWatch
A fines de junio, diversas organizaciones y personas del mundo se sumaron al llamado de IPB, de World Beyond War, y de la Red Internacional “No a la Guerra, No a la OTAN” -en el contexto de la Cumbre de la OTAN que se realizaba en España- para unirse en una jornada virtual de 24 horas por la paz. El objetivo del encuentro es rechazar la militarización del mundo y afirmar que la humanidad lo que necesita es de solidaridad y cooperación entre los pueblos y no de enfrentamientos entre las naciones.
Desde América Latina, participaron de la jornada líderes y lideresas sociales de Chile, Perú, y Brasil, entre otros, quienes se unieron a la ola de 24 horas por la paz, para compartir sus problemáticas, preocupaciones, la lucha por la paz, los derechos humanos, la memoria, y contra la militarización.
De Chile, la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), Alicia Lira, señaló que “Este es un momento tan significativo, tan necesario, y tan urgente, que el de luchar por la paz” y que “no podíamos estar ajenas a esta convocatoria de tanto sentimiento, de tantas luchas, de tantas vidas que han quedado en el camino en América Latina y el caribe”. Enseguida, expresó su solidaridad con los movimientos sociales del Ecuador “donde la represión ha sido criminal, como en todos los gobiernos dictatoriales, neoliberales, que ven a la clase trabajadora como el enemigo interno”.
En su intervención, Alicia Lira rememoró los acontecimientos del estallido social en Chile, del 18 de octubre de 2019 en adelante, donde “El gobierno de Piñera mutiló a más de 450 personas y dejó ciega a dos personas, donde asesinó a más de 32 personas y aún hay cientos de jóvenes que siguen encarcelados solamente por el hecho de rebelarse contra el sistema que ya no daba para más”.
La dirigenta, señaló que han trabajado años en el Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas para “exigir, luchar y denunciar a los gobiernos chilenos que siguen mandando militares a la Escuela de las Américas donde se han entrenado los peores criminales de Chile, de El Salvador, de otros lugares, y que han reprimido, han torturado y han hecho desaparecer a personas”.
Alicia Lira, quien el 2017 recibió el Premio por la Paz otorgado por la Unión Democrática de Periodistas por la Paz de República Dominicana, también recordó que le tocó participar en una Misión Internacional de Solidaridad con Palestina y dijo que “realmente, estar allá, se siente una desolación tan grande, una impotencia, por el abandono de los organismos internacionales hacia el pueblo palestino, hacia los niños, niñas, y adolescentes palestinos. Lo que más impresiona, impacta, a cualquier persona democrática, con un gesto de humanidad, es ver cómo se reprime a las niñas y niños, a los adolescentes, que son detenidos por un decreto que se llama ley administrativa; por sumarse a la resistencia, a la rebelión, contra la ocupación militar israelí”.
La guerra silenciosa en Brasil
Carmen Diniz, coordinadora del Capítulo Brasil del Comité Internacional por la Paz, la Justicia y la Dignidad de los Pueblos y Coordinadora del Comité Carioca de Solidaridad con Cuba, en su intervención destacó la importancia de luchar contra la OTAN y contra la militarización pero también de la importancia de hablar de los problemas que se enfrentan en América Latina y en Brasil con el gobierno de Jair Bolsonaro.
¿Sin guerra en Brasil? En cuyo país hay 50 mil asesinatos por año. Dentro de estos, más de 2 mil asesinados son indígenas. Cada 24 horas, 64 jóvenes son asesinados. Pero también, existen 33 millones de hambrientos y 120 millones sin seguridad alimentaria.
Carmen Diniz, expresa que en Brasil hay una guerra silenciosa y recuerda que en junio fueron asesinados el periodista británico Dom Phillips y el líder indigenista brasileño Bruno Araújo Pereira, que estaban desaparecidos desde el 5 de junio, y que fueron asesinados a balazos. A continuación, relató que la policía y los terratenientes, sin una orden judicial, habían asesinado, ese mismo día, en Mato Grosso del Sur, a dos indígenas y herido a 16 personas, entre ellos a dos niños indígenas, cuando desalojaron a las comunidades que intentaban recuperar sus tierras que les fueron robadas.
Sobre Bolsonaro, señala que “el discurso de ese hombre es que las personas, los indígenas, los negros, los homosexuales, las mujeres, estas personas, no son humanas y eso hace que la policía, los terratenientes, los traficantes, piensen qué pueden matar porque nadie los va a detener. Entonces este discurso, de este gobierno, es muy peligroso”.
“Bajo el gobierno de Bolsonaro tenemos los record de asesinatos, especialmente por parte de la policía militar que mata por nada y los que mueren en Brasil son los jóvenes, los negros, los pobres, los indigenas”.
Por otro lado, Carmen Diniz dijo que “Tenemos que acabar con la OTAN” y se preguntó por qué seguía vigente esta alianza militar si el Pacto de Varsovia había desaparecido en los años noventa. A continuación expresó que se gasta muchísimo dinero en armamento, millones de dólares estadounidenses, pero eso mantiene a los EEUU, incluso, y preguntó si había alguien de EEUU participando en el encuentro porque “de ahí salen todos los problemas de la guerra”.
Diniz puso énfasis en las guerras del Siglo XXI, y en especial, dijo, que “tenemos que estar muy atentos a la nueva guerra del siglo XXI que es la que puede acabar con nuestro aire, con el oxígeno, y cambiar el clima del mundo”.
El narcotráfico y los nuevos conquistadores
Guillermo Burneo Seminario, desde Perú, nos habla de la Guerra contra las Drogas que impulsa EEUU y que genera violencia y dominación. Nos lee un texto del sacerdote jesuita Ricardo Robles, publicado en La Jornada de México, quien recuerda las palabras de un indigena rarámuri sobre el problema del narco:
“Es otra actividad en la que se presiona y obliga a trabajar a los indígenas, pero es lo mismo. Igual fueron las minas, dijo –palabras más, palabras menos–, igual hubo violencias y crímenes, igual hubo muertes, igual hubo enriquecidos y pobres y en todo nos dejaron la peor parte. Igual fue la invasión de nuestros territorios, igual el saqueo de nuestros bosques, igual va siendo el turismo que hasta nuestra agua se la queda, igual están regresando las mineras. Igual un día trajeron las siembras de mariguana y de amapola. Para nosotros es la misma cosa, así son los invasores, pero a la mejor para ustedes resulta novedad”.
Guillermo Burneo continúa y denuncia que el dinero del narcotráfico va corrompiendo las estructuras de la sociedad y cita parte un artículo de Laura Carlsen:
«La guerra de la droga se ha convertido en el mayor vehículo de militarización en Latinoamérica. Es un vehículo financiado e impulsado por el gobierno de EE.UU. y alimentado por una combinación de falsa moral, hipocresía y mucho miedo fuerte e irracional. La denominada «guerra contra la droga» es en realidad una guerra contra la gente, especialmente los jóvenes, las mujeres, los pueblos indígenas y los disidentes. La guerra contra la droga se ha convertido en el principal camino para que el Pentágono ocupe y controle países a costa de sociedades completas y muchas, muchas vidas”.
Punto seguido, Guillermo Burneo recuerda que en Perú funciona la Academia Internacional para el Cumplimiento de la Ley de los Estados Unidos (ILEA, por sus siglas en inglés) y que brinda capacitacion a fiscales, jueces y policía, en el marco de la supuesta lucha contra la delincuencia organizada, el narcotrafico y el terrorismo internacional. “Ya sabemos lo que quiere decir eso para los EEUU”, dice Burneo.
“Participan de estas capacitaciones Argentina, Chile, Brasil, Colombia, Ecuador, Paraguay y Uruguay. No nos extrañaría, y eso falta averiguar más, que aquí se rediseñen las normativas legales para después llevar a cabo el cambio de presidentes como sucedió con Lugo, con Zelaya, con Evo Morales. Por aquí pasan y se van alineando con los intereses políticos del imperio”, señala Guillermo Burneo.
Sobre el fenómeno de la militarización, dijo además que la OTAN y EEUU tienen en América Latina la IV Flota, bases militares en muchos países, destacando las que hay en Colombia, estadounidenses, y en Las Islas Malvinas, inglesas. También recordó que sigue existiendo la Escuela de las Américas, ahora llamada WHINSEC, donde Estados Unidos sigue dando entrenamiento militar a muchos países de nuestro continente.
“La estrategia de EEUU en América Latina, que nos considera su patio trasero, está ahí presente y pasa desapercibida. Esto de la ILEA, por ejemplo, no hay ninguna noticia en los medios de comunicación”, señaló Guillermo Burneo.
Los sitios de memoria
Carlos González, desde Chile, quien es un sobreviviente de la prisión política y la tortura, compartió en primera persona sobre la historia y memoria del ex campo de prisioneros de 3 y 4 Álamos el que operó, entre los años 1974 y 1977, en plena dictadura militar.
“En 1976 fue el año más salvaje de represión, donde hubo miles de torturados y miles de desaparecidos. En este campo, donde estuvimos nosotros, un tiempo, pasaron mil chilenas y chilenos, la mayoría de ellos venían de otros campos de concentración de todo Chile”.
Carlos González recuerda que en esos años se realizó la Operación Colombo, el caso de los 119, en donde el régimen, con el apoyo de la prensa, y en el marco de la Operación Cóndor, realizó montajes y operaciones de desinformación. “Hay unos títulos salvajes de la prensa chilena, “exterminados como ratas”, “se mataron entre ellos”, para ocultar el asesinato de los 119”.
Carlos González es parte del Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas y de la “Corporación 3 y 4 Álamos: Un Parque por la Paz, la Memoria y la Justicia” espacio desde donde luchan por recuperar este ex campo de prisioneros y convertirlo en un sitio de memoria. Actualmente, funciona allí un centro de detención de menores del SENAME. “Lo terrible es que están en las mismas celdas donde estuvimos nosotros”, dice Carlos.
“Para nosotros él nunca más es importante. Producto de la lucha de nuestro pueblo, Chile despertó, en octubre de 2019, y volvió a suceder lo mismo: tortura; más de 30 personas asesinadas, detenidos, jóvenes que han perdido sus ojos. Hay una brutalidad que es parte de la cultura del aparato represivo chileno y nuestro país es quien manda más soldados a la Escuela de las Américas después de Colombia”.
En su intervención Carlos González, recordó que el gobierno de los EEUU, por documentos desclasificados, es responsable también que se produjera el golpe de Estado en Chile donde se implementó el modelo neoliberal.
“Fue una dictadura brutal por 17 años. Esa dictadura mató, hizo desaparecer, torturó, exilió, se habla de un millón de chilenos exiliados. Fue brutal lo que pasó, pero eso que se hacía no era por casualidad el objetivo era neutralizar a la conciencia, a las organizaciones sociales, para que no le impidiesen implementar el modelo neoliberal”. terminó señalando.