Julio Yao, analista internacional y diplomático de carrera, fue asesor del general Omar Torrijos y uno de los defensores acérrimos del derecho a la autodeterminación de Panamá y de todos los países del mundo. Fue profesor de Relaciones Internacionales y Derecho Internacional, y vicepresidente del Movimiento Unidad Latinoamericana. Recibió el Premio de la Paz 1999 por SERPAJ-PANAMÁ y la Medalla XX Aniversario del PARLACEN.
– ¿A qué edad comenzó a involucrarse en temas políticos?
Me involucré a los ocho años de edad (1947) en la Marcha Nacional contra el Tratado Filós-Hines de 7 de diciembre de 1947, que pretendía prorrogar indefinidamente, por varios siglos, las bases militares norteamericanas instaladas en todo el territorio nacional desde 1941 a inicios de la Segunda Guerra Mundial.
– ¿Qué libros recomendaría leer a la juventud para entender el mundo?
Del español Arturo Cuyás, Hace Falta un Muchacho (1944). De José Ingenieros, El Hombre Mediocre. Del (joven) Carlos Marx, Los Escritos Filosóficos y Económicos de 1844, o Manuscritos de París de 1844 (desconocidos antes de 1930).
– ¿Qué frase o pensamientos le gustaría compartir?
Los de Marx: “Tesis XI sobre Feuerbach: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo” y éste: “Ser radical significa ir a la raíz, pero, para el hombre, la raíz es el hombre mismo”.
– ¿Por qué quiso ser analista internacional?
A los 10 años, un alto militar estadounidense en la Zona del Canal me lanzó un enorme perro Pastor Alemán de la Guerra que me arrancó pedazos de carne y por poco no me mató. Hubo que operarme y suturarme de urgencia SIN ANESTESIA, sujetado fuertemente por ocho hombres y mi madre, para erradicar las partes afectadas. No pude caminar ni ir a la escuela, por casi medio año. En la Zona (EUA) nos engañaron (a mi madre y a mí) al decir que habían matado al perro, pero descubrí que no fue así. Juré desde entonces dedicar mi vida entera para echar a los EUA de Panamá, y así fue. Me hice Diplomático de Carrera y Analista Internacional por necesidad de esa lucha.
– ¿Cuándo se firmaron los Tratados Torrijos-Carter, en Panamá, fue un momento importante? ¿Qué sintió?
Fui Asesor Personal del Canciller Juan Antonio Tack, principal negociador ante EUA, y consejero de Política Internacional del General Omar Torrijos. Me sentí orgulloso del Tratado del Canal, pues se basó en la Declaración Tack-Kissinger de 1974, que redacté exclusivamente por encargo del Canciller de la Dignidad y de Torrijos. No estuve de acuerdo con el Tratado de Neutralidad, no negociado por Tack, ya que era intervencionista, suscrito tras la expulsión del Canciller como Principal Negociador a instancias del Pentágono, y renuncié al cargo.
– ¿La Escuela de las Américas qué representó para Panamá?
Vergüenza, rabia, dolor y odio, por ser cuna y escuela de dictadores, asesinos y marionetas; por ser ilegal y carecer de aprobación de Panamá; por ser una puñalada a la región y por violar la Carta de la ONU.
– ¿La Invasión de EEUU a Panamá en 1989 qué significó para usted?
La destrucción de la soberanía y un retroceso a la república tutelada de 1903, cuando nos separamos de Colombia. Estados Unidos reinstaló a la vieja oligarquía que había sido desplazada por el gobierno de Torrijos. El 20 de diciembre yo acababa de redactar, tras dos años de arduo trabajo (24/7), la demanda contra la OEA y el gobierno de EUA ante la Corte de La Haya. Pese a que intenté salir a La Haya, con riesgo de muerte para mí y mi familia, a presentar demanda, ¡me fue físicamente imposible! Los invasores controlaban las comunicaciones por tierra, mar y aire.
– ¿Después de los Tratados Torrijos-Carter Panamá recuperó completamente su soberanía?
Sí, porque se desmantelaron la Zona y las bases militares, se reconoció nuestra soberanía y se nos traspasó el Canal interoceánico, quedando pendiente lidiar con una Enmienda unilateral del Senado al Tratado de Neutralidad que “permite” una monstruosa ilegalidad: intervenir a juicio unilateral de EUA para defender el Canal de cualquier amenaza “sin el consentimiento del soberano territorial”.
– ¿Por qué EEUU hace tanta guerra y quiere imponerse sobre todas las demás naciones?
Porque Estados Unidos es “El Imperio más perverso de la historia” (Julio Yao, Alai-Amlatina, 3 de marzo de 2020) y también “La potencia más belicosa del mundo” (Julio Yao, Alai-Amlatina, 22 de abril de 2020). Lo lleva en su ADN. Lo dijo Jimmy Carter: Estados Unidos solo ha tenido 16 años de paz a lo largo de 242 años de historia: «Desde 1979, ¿sabes cuántas veces China ha estado en guerra con alguien? Ninguna. Y nosotros hemos estado en guerra todo el tiempo», le dijo Carter a Donald Trump.
– ¿Es posible que EEUU pudiera estar detrás del COVID-19?
Es posible, casi un hecho. Todos los indicios apuntan en esa dirección ya que, por su guerra contra China y por su política de despoblación a la buena o a la mala, Estados Unidos es el único país que se benefició con la pandemia (la economía de China se desaceleró), aunque el tiro le salió por la culata. He sostenido que el COVID-19 no se originó en China sino en EUA.
– En estos momentos en que podríamos morir por la pandemia, ¿Cuál sería su último mensaje y pensamiento?
No pienso morir y no pienso en morir, sino en que estaré todo el tiempo en mi trinchera disparando tinta, que construye más que una ametralladora. Por lo mismo, no he pensado en mi “último mensaje y pensamiento”, pero me conmueve y deslumbra el poema de Bertolt Brecht:
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.”
Llevó 73 años luchando, ¡pero no me siento imprescindible!.
Por Pablo Ruiz de SOAWatch