En las últimas semanas, se han producido manifestaciones masivas en Chile contra el modelo económico neoliberal exportado por los Estados Unidos. La imposición del modelo neoliberal se produjo bajo la dictadura de Pinochet y fue diseñado por los “Chicago Boys”, economistas formados por Milton Friedman en la Universidad de Chicago.
Chile se ha considerado, durante mucho tiempo, como un modelo exitoso del neoliberalismo, porque ha incluido la privatización de los servicios y bienes públicos, la desregulación y los recortes al gasto público en áreas como la salud y la educación. Sin embargo, el llamado “milagro económico” de Chile ha tenido un alto costo para la mayoría de la población, ya que Chile es el país más desigual de las naciones integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Una de las consignas de las protestas en Chile es “No son 30 pesos, Son 30 años” que hace referencia al hecho de que aunque el aumento de 30 pesos en la tarifa del metro – y que provocó la ola actual de manifestaciones – se ha revertido, por lo que están realmente protestando los chilenos es por 30 años de destrucción económica neoliberal, consagrados en la Constitución impuesta durante la dictadura de Pinochet y evidenciados en la continua privatización de los servicios públicos, como la educación y las pensiones, así como la continuidad de las políticas que benefician a la élite económica y reducen el gasto público.
Las manifestaciones en Chile siguieron a las masivas protestas en Ecuador, donde las movilizaciones sociales fueron provocadas por los recortes impuestos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) a los subsidios al combustible, el último movimiento en una serie de políticas económicas neoliberales. El FMI es la institución financiera internacional dominada por los Estados Unidos que impone políticas económicas neoliberales a los países a cambio de préstamos, causando estragos en todo el mundo. A principios de este año, los cambios respaldados por el FMI en la educación y la atención médica en Honduras también provocaron meses de protestas masivas.
En Ecuador, después de días y días de manifestaciones que paralizaron al país, los líderes indígenas llegaron a un acuerdo con el gobierno de Ecuador para cancelar el paquete de austeridad del FMI. Sin embargo, las organizaciones indígenas han dejado claro que eso no es suficiente.
En una Carta reciente al FMI, las organizaciones indígenas ecuatorianas exigieron al FMI que “paren con las presiones para firmar cartas, tratados, convenios que no benefician al pueblo ecuatoriano” e indicaron que volverían a las calles si se siguen imponiendo políticas que beneficien a grupos económicos poderosos y perjudiquen a la mayoría de la población.
También se han realizado manifestaciones masivas en Haití, exigiendo la renuncia del presidente, respaldado por Estados Unidos, Jovenel Moïse. Las manifestaciones, que han tenido lugar desde, al menos, julio de 2018 y se que han intensificado en septiembre y octubre de este año, también tienen sus raíces en la política estadounidense.
Anteriormente, Haití había recibido petróleo barato a través del programa Petrocaribe de Venezuela, que había brindado una ayuda muy importante a Haití durante años, pero esto terminó bajo el presidente Moïse, quien comenzó a guiarse por la línea política estadounidense hacia Venezuela, impactando negativamente a la población. Una auditoría también encontró que Moïse y otros políticos habían robado millones en fondos de asistencia de Petrocaribe, lo que aumentó la indignación pública.
En julio de 2018, los aumentos de los precios del combustible, una vez más como resultado del FMI, provocaron manifestaciones y desde entonces los manifestantes han estado exigiendo la renuncia de Moïse.
A pesar de más de un año de crecientes protestas exigiendo su renuncia, Moïse se niega a dimitir y es ampliamente entendido que Washington lo mantiene en el poder. Como dijo el fotógrafo haitiano Georges Harry Rouizer, en un artículo en NACLA, “Nadie apoya a Moïse, ni la gente. Llegó al poder sin el apoyo popular… Pero tiene a los EEUU como su bwa banann (el apoyo que sostiene un banano), por lo que permanece en el poder”.
Las manifestaciones masivas en los tres países se han enfrentado con la militarización y la brutal represión de las fuerzas estatales de “seguridad”. En Haití, la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos informó que, entre el 16 y el 30 de septiembre de 2019, al menos 17 personas fueron asesinadas por la represión estatal contra las manifestaciones. Los manifestantes en Ecuador también han sido asesinados por la represión y la persecución del Estado, incluido el líder indígena Segundo Inocencio Tucumbi Vega. Las federaciones indígenas de Ecuador informaron que la violencia y la represión, en el contexto de las protestas, dejaron 8 muertos, 1340 heridos y 1192 detenidos.
En Chile, el presidente Piñera declaró “estamos en guerra” en las protestas. Esto, combinado con una brutal represión, ha llevado a los manifestantes a exigir su renuncia. Si bien las cifras de los organizadores chilenas son mucho más altas, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) del Estado de Chile reconoce hasta ahora que 20 personas han muerto en el contexto de las protestas y anunció que presentará 5 querellas por personas que se ha documentado que han sido asesinadas por los militares y otras fuerzas de “seguridad” estatales.
Según el INDH, aunque las cifras podrían ser más altas, al 29 de octubre, 1233 personas han resultaron heridas y 3712 han sido detenidas, también se han registrados numerosos casos de violencia sexual por parte de las autoridades contra las y los detenidos. Los manifestantes también denunciaron el uso de los túneles de la estación de metro como centro de tortura y otras violaciones de los derechos humanos por parte de las fuerzas estatales de “seguridad” durante la represión contra los manifestantes.
Mientras continúan las protestas y la represión en Chile, la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Derechos Humanos y Sociales dijo que “La impunidad por los crímenes de ayer, causa las injusticias de hoy”.
Estados Unidos capacita y brinda asistencia a las fuerzas de seguridad en Haití, Ecuador y Chile, responsables de la brutal represión contra los manifestantes. Después de Colombia, Chile es el segundo país que envía el mayor número de fuerzas de “seguridad” para ser entrenadas en la SOA-WHINSEC.
SOA Watch se solidariza con los manifestantes de todo el continente que desafían el modelo económico neoliberal exportado por los EEUU y sus instituciones, como el FMI, que sólo conducen a la desigualdad, la privatización y la injusticia.
Es en momentos como estos, cuando este modelo económico está en crisis, que la agenda estadounidense de entrenamiento y financiamiento de las fuerzas de seguridad en todo el continente queda clara: imponer políticas económicas derechistas que beneficien a las corporaciones y a las élites y que tienen como resultado la privatización y recortes en el gasto público, perjudicando a la abrumadora mayoría de la población.
Estas políticas son aplicadas por los regímenes respaldados por Estados Unidos y las fuerzas de “seguridad” entrenadas y financiadas por Estados Unidos, que no se lo piensan dos veces acerca de disparar balas reales contra sus propias poblaciones los que, simplemente, reclaman el derecho a determinar sus propios modelos económicos y a vivir con dignidad.
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